Home

Matchi
Matchi

7 December 2022Cultura

Origen e historia del té matcha

El descubrimiento del té verde matcha se remonta a China durante la dinastía Song (960-1279). En el siglo VIII, se atribuye al escritor Lu Yu la introducción del consumo de este té. En aquella época, las hojas de té se machacaban y mezclaban con un poco de sal antes de hervirlas en una tetera. Sin embargo, la forma en polvo del matcha que conocemos hoy procede de Japón. El monje Eisai lo introdujo en Japón alrededor del año 1200, y posteriormente fue refinado y perfeccionado por Sen no Rikyu.

historia del matcha

La historia del té matcha en China

El té matcha tiene una larga historia, que se remonta a la época del té verde en China. Su uso ha cambiado con el tiempo, y su evolución se aceleró tras su llegada a Japón. En sus inicios en China, las hojas de té verde se cocían al vapor, se secaban y se molían finamente. Esto permitía que la gente consumiera todos los beneficios de la planta y que las hojas de té se transportaran fácilmente por todo el país.

La medicina tradicional china utilizaba el té verde hervido con jengibre y azufaifas. En el siglo VIII, Lu Yu, un escritor chino, sugirió consumir el té sin nada más añadido. El ancestro del té matcha, el dancha, fue el té cuyo consumo más se asemeja al té matcha actual. Este té verde se molía en un mortero y luego se hervía en agua con un poco de sal. Más tarde, los chinos utilizaban un batidor de bambú, ahora conocido como batidor chasen en japonés, para mezclar el matcha con agua caliente.

La única diferencia con el consumo actual de matcha es que el té se pone primero en un cuenco antes de añadir el agua caliente.

Llegada a Japón

El descubrimiento del té verde molido por los japoneses se debe a Myoan Eisai, un monje budista que viajó a China en 1187 para aprender más sobre el té y sus beneficios. Kukai y Saicho, otros dos monjes budistas, trajeron más tarde semillas de este té verde de China a Japón.

Aunque la tradición de consumir este té se fue perdiendo poco a poco en China, fue ganando popularidad en Japón, donde sólo estaba al alcance de los monjes budistas para utilizarlo en su entrenamiento. En 1500, se introdujo la ceremonia del té basada en la filosofía Zen y el té matcha formaba parte de esta ceremonia. Esto permitió a los monjes budistas presentar este té a los aristócratas y samuráis que servían al shogun de la época.

Sen no Rikyu, una renombrada figura del "camino del té" japonés, fue un defensor de las ceremonias del té y enseñó los principios del té y del zen, incluida la idea de "disfrutar de los colores, nutrir la mente, apreciar puramente el té y respetar a los demás mientras se disfruta con calma". Sus enseñanzas y filosofía aún se recuerdan hoy en día. El té matcha ha ido ganando popularidad en todo el mundo en los últimos años y es muy apreciado por sus numerosos beneficios para la salud, su distintivo sabor "Umami" (5º sabor) y su estética.